Artículo elaborado por el Dr. Vince Quispe Andía en coordinación con el Comité de Educación de EduCoop.
1 . Agudización de los problemas socio-educacionales: es de suma gravedad la agudización de los problemas sociales en nuestro país; pues la desocupación de la Población Económicamente Activa (PEA) ha aumentado en más del 50% al finalizar el año 2020. La informalidad laboral ha crecido tremendamente en las principales ciudades urbanas del Perú; el dilema de millones de personas es ahora: morir de hambre o morir por el virus COVID-19. Esta es una tremenda realidad ya que los gobiernos de M. Vizcarra y F. Sagasti no han tenido un plan estratégico de salud y socio-económico plausibles para más del 70% de los integrantes del PEA hasta el momento actual. Solo dos bonos de S730.00 para 4 millones de personas y ahora de S/. 600.00 en este mes de febrero. Sin embargo, M. Vizcarra y su Ministra de Economía, M-A. Alva beneficiaron a la CONFIED (grandes empresarios, principalmente) con S/. 60,000 millones sin intereses y para ser pagados cuando lo deseen; esto con garantía del Estado. Es decir, ese ha sido el gran apoyo a los grandes empresarios sabiendo que un gran porcentaje de ellos no pagan impuestos y realizan escamoteos tributarios; o sea, son los campeones descarados de la elusión de impuestos. Todo esto lo realizan gracias a su Constitución impuesta en 1993, que les abre todas las puertas para ellos; pero explotación y más hambre para el pueblo.
En buena cuenta son 30 años que vienen enriqueciéndose más y más con grandes ingresos de sus empresas, y no han permitido, a sus ministros de economía, establecer presupuestos dignos y satisfactorios para salud, educación y demás necesidades sociales indispensables como sucede, normal e imperativamente, en países vecinos. Y el descaro sin nombre de estos plutócratas está en que con esta pandemia del COVID-19 se están llenando de toneladas de dinero, gracias a los grandes beneficios otorgados por M. Vizcarra y F. Sagasti. Veamos algunos ejemplos: el presupuesto de salud no ha sido
aumentado más del 20% y de educación no más del 10% del PBI para el 2021. Esto obedeciendo la lógica estratégica maldita de las clases dominantes que persisten en hacer mayores fortunas con la salud y la educación privatizadas. Desde luego, con estas decisiones anti peruanas los más afectados son los integrantes de la pobreza extrema, pobreza mediana y aún la clase media pauperizada, cuyos ingresos mensuales no pasan de los S/. 2,000. Es también alarmante que la educación pública peruana sufrirá otras consecuencias nefastas, como el abandono de más de 400 mil estudiantes y la no evaluación satisfactoria de más de 300 mil alumnos-as aplazados-as en educación básica por la carencia de apoyos de materiales educativos indispensables, como computadoras, internet, televisores, celulares modernos, Tablet, luz eléctrica, etc. El INEI informa recientemente que son más de 7 millones de personas que han perdido su trabajo con la pandemia y por ello el empleo informal ha aumentado en un 72%.
2. El comercio ambulatorio: este tipo de comercio ha crecido tremendamente en las ciudades de mayor población, porque mucha gente ha quedado sin empleo formal o informal y viven en ciudades populosas. Esta actividad comercial es, en realidad, un refugio y, a la vez, resistencia a la desocupación y al hambre que están sufriendo estos ambulantes. Esta necesidad económica ha surgido, principalmente, por la crisis galopante del modelo económico extractivista que no ofrece empleo satisfactorio y digno; vale decir, por la estructura económica productiva orientada, en nuestro país. A la agro exportación y a la exportación de minerales en bruto y pescados sin valor agregado alguno, más aún, por la no existencia de una producción diversificada necesaria en el todo el país, que ha de desarrollarse, urgentemente, en base a la ciencia, la tecnología y la innovación (impulsados y practicados en todo nuestro sistema educativo), que permitirá darle valor agregado a todos nuestros productos naturales que existen o se cultivan en la selva, en la sierra, en la costa y en nuestro mar. A toda esta carencia económica, se agrega la crisis en todo nuestro sistema de salud que no cuenta con hospitales suficientes, laboratorios, camas UCI, oxígeno y atenciones primarias indispensables para el tratamiento del COVID-19; más aún cuando determinadas clínicas privadas no quieren recibir a pacientes con este
virus, poniendo una serie de objeciones para ello. Pero el comercio ambulatorio, última salvación para miles de personas, no es regulado por las municipalidades, sino son perseguidos como si fueran delincuentes estos nuevos trabajadores emergentes.
3. L solidaridad con la pobreza extrema, comedores populares y ollas comunes: nuestros antepasados, forjadores de culturas brillantes, como los pre incas e inca, tuvieron como razón social de sus existencias, de todos sus integrantes la cooperación, la ayuda mutua, la solidaridad inquebrantable, que lo aceptaban y realizaban, consciente y absolutamente, todos sus integrantes. Esta extraordinaria herencia cultural lo está, continuando, de manera óptima, las familias pobres y de extrema pobreza hace más de 35 años en la ciudad de Lima. Se inició con el “Programa del vaso de leche” en 1984. Luego surgieron los “Comedores Populares” en muchos barrios modestos, de un conjunto de ciudades populosas. Pero en los meses avanzados de la pandemia, a causa del COVID-19, ya no tenían ingreso alguno; o sea el dinero requerido para su alimentación, especialmente en zonas de extrema pobreza, pero la solidaridad ha saltado como la tablita de salvación; esto de parte de madres decididas, quienes empezaron a instalar las “ collas comunes” autofinanciadas, solicitando apoyo en los mercados porque el gobierno y las autoridades municipales no quieren reparar ni atender a estas familias de pobreza extrema. Un ejemplo de acción concreta: “En Ticlio Chico II, Asentamiento Humano de la Zona denominada El Paraíso, Villa María del Triunfo” (Diario Uni:3-2-2021 pág.6). En este humilde lugar un grupo de madres de familia prepara diariamente una Olla Común” mas o menos para 60 personas a un precio de S/.1.50, pero los niños y ancianos que no pueden pagar su costo lo cubren ellas mismas solicitando donaciones en mercados y a personas de “buen corazón”. Pero estas “Ollas Comunes” han de ser sustentadas por las autoridades municipales y el gobierno central y atenderlos, por ahora, con los bonos de
S/.600 de manera inmediata, creando y determinando estrategias pertinentes para ello en concordancia con las autoridades municipales.Dr. Vince Quispe Andía
Problemas socio-educacionales, pobreza y pobreza extrema en el Perú
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